Hace mucho tiempo que no me podía inspirar para escribir, pero ayer fue un día de esos raros.
Todo el día he pensado en el acontecimiento de comienzos de año y como ese suceso hizo cambios en muchos planes.
Lo que mas me importaba este año era ir al mundial en Brasil, todo a la mierda. Nunca vi mi vida pasar en cámara lenta, nunca me acordé de hitos importantes, mucho menos de mis seres queridos, lo único que se me vino a la cabeza era que el Mundial se había acabado para mi.
Con ello también viene el despido de mi pega, en un principio un agrado salir de ese lugar, lamentaba ya no ver a tanta gente que vale la pena tenerlos cerca. Hoy día, extraño mucho ese lugar, mentira, extraño a la gente de ese lugar.
Pero también ese hecho trae consigo un cambio en mi mundo social, se enriquece y diversifica. Siempre de algo malo, viene algo bueno, y así se va la vida, entre dulce y amargo.
Pero a pesar de todo estos hechos, hay uno que me marca y encasilla este año en una persona: Catalina.
No sé si te hubiese conocido estando en la otra pega, lo dudo, pero cada cosa que me pongo a pensar, cada cosa que trato de analizar, me llevan a que la suma de acontecimientos me conducen a que nos topáramos.
Has sido un gran cable a tierra para muchas cosas, y una gran apañadora entre tanta cosa que se me ocurre. Puedo ser yo, me has hecho bien y eso se agradece. Lo que mas me impresiona es la admiración que te tengo, esa capacidad de ser una increíble mujer, una tremenda mamá, una tremenda hija, una tremenda hermana, una tremenda amiga. Te seré sincero, no se si tu seas la indicada, pero si no es así, has sido una exquisita ayuda. Gracias por tantas risas que me has entregado. Gracias por estar ahí.
A pesar de todo, el volcamiento fue lo mejor que me pasó este año.
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