El tiempo siguió avanzando y la relación de amar se volvió en un karma para uno, uno de ellos empezó a pensar por los dos, la otra parte permanecía volando, permanecía flotando en esas nubes de amor, el amor de los dos no cambió, pero si la forma de llevarlo, ambos se amaban, pero no podían seguir juntos, el destino ya zanjaba un camino para cada uno, sus manos ya no acoplaban como antes, no eran esa perfecta unió que alguna vez fueron, pero el amor permanecía intacto, uno pensaba por el amor de ambos, y la decisión de ambos no era compartida pero asumida finalmente, no había vuelta atrás, cada uno su camino, cada uno llevándose algo del otro, ambos conocieron el amor, ambos conocieron lo maravilloso que era volar y caminar con otra persona, despertar e imaginar lo primero en el día, antes que cualquier cosa al otro ser.
Se despidieron con abrazo de verdad, de esos que remesen hasta las cenizas y que vuelven a la memoria los instantes mas emotivos de un camino de a dos, los músculos por efecto del abrazo empezaban a cesar, los latidos eran menos intensos, la piel dejaba de erizarse, la sonrisa empezó a cambiar, la brilles de los ojos se camuflaba con esa agua que también puede ser de alegría, pero en esta ocasión era todo lo contrario, ambos de soltaron las manos, se miraron y cambiaron de caminos, caminos distintos, caminos que nadie quería aceptarlos, pero una parte se adelantó a los hechos y pensó por ambos.
